Y por fin llegó el frío a Madrid, la nariz roja por el viento, los pies hechos un nudo delante de la chimenea, un té calentito y una comida familiar...delicioso, de sobremesa una mantita y una buena charla.
Mientras esperando lluvia, nieve y ese olor a frío y leña tan de la niñez.
Maribel envuelta con la primera mantita lilumon.

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