(...) No entendía a aquella mujer. Se daba en ella una mezcla tan desconcertante de decisión masculina y ternura femenina, con un dominio de sí tan perfecto, que me confundía totalmente. No supe qué contestarle a Cowles cuando ya en la calle me preguntó sobre ella.

- Bien, ¿qué opinión te merece?
- Creo que su belleza es extraordinaria- respondi con cautela
- Eso es evidente- replicó con cierta irritación-. Ya lo sabías antes de venir.
-Creo que es muy inteligente también- observé.

   Barrington Cowles se adelantó unos pasos; después se volvió hacia mí y me formuló una extraña pregunta:

-¿Crees que es cruel?¿Crees que es la clase de mujer que que disfrutaría  causando dolor?(...)

(...) Aquella noche mi amigo se fue ala cama muy temprano y yo me quedé junto al fuego, reflexionando sobre todo lo que había visto y oódo. Presentí que había algún misterio alrededor de la chica... una oscura fatalidad, tan extraña que desafiaba todas mis conjeturas. (...)

Fragmento del relato "John Barrington Cowles 
Sir Arthur Conan Doyle















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